Las golosinas son una tentación que la mayoría de los niños no pueden remediar, pero tiene dos grandes enemigos, las dietas que restringen el consumo de calorías y que comprometan la salud de los dientes.
Las golosinas incrementan la acidez de la saliva y con ella disminuyen las defensas naturales de la boca, lo que provoca que las bacterias generen una gran cantidad de destrucción a los 20 minutos, tiempo que tarda la saliva en restablecer su neutralidad.
Así pues, es importante evitar las golosinas pegajosas, y las que permanecen mucho tiempo en boca como chicles, gomas de mascar, etc., y la frecuencia de ingesta, ya que los niños que consumen a diario dulces incrementan en un 55% el riesgo de necesitar tratamientos odontológicos.





